Vargas Llosa y García Márquez: dos gigantes de la literatura, un ojo morado y los secretos de la enemistad



(Vargas Llosa and García Márquez: Two giants of literature, one black eye and the secrets of the feud)
Luis A. Castro Gavelán
Universidad Complutense de Madrid
RESUMEN:
Es quizás la pelea literaria más famosa de los tiempos modernos: Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa, máximos representantes del auge de la literatura hispanoamericana, terminaron su amistad en 1976, luego de que el autor peruano se acercara a García Márquez en un cine de la ciudad de México y le pegó un puñetazo en la cara.
Eran grandes amigos. Vargas Llosa y García Márquez se han negado rotundamente a hablar sobre las razones detrás de su espectacular lucha. En este artículo intentamos aclarar el misterio, intentamos recordar el incidente y sus consecuencias.
PALABRAS CLAVE:
Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, un puñete y el fin de una amistad, los secretos de una pelea, cuando Vargas Llosa golpeó a García Márquez.

ABSTRACT:
It's maybe the most famous literary feud of modern times: Gabriel García Márquez and Mario Vargas Llosa, the maximum representatives of the boom of Spanish-American literature, they ended their friendship in 1976, after that Peruvian author walked up to García Márquez in a Mexico City movie theater and punched him in the face.
They were great friends. Vargas Llosa and García Márquez have steadfastly refused to talk about the reasons behind their spectacular fighting. In this article we try to clarify the mystery, we try to recall the incident and its consequences.
KEY WORDS:
Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, a punched and the end of a friendship, the secrets of a fight, when Vargas Llosa punched García Márquez.



“Estaba boxeando y perdí”, así le dijo Gabriel García Márquez al fotógrafo Rodrigo Moya cuando éste lo interrogó por su extraña forma de vestir, todo de negro y con unas grandes gafas de sol. 

Moya, de origen colombiano, pero nacionalizado mexicano, era el fotógrafo de confianza y tal vez por eso “Gabo” fue personalmente a su domicilio de la colonia Nápoles en México. García Márquez asistió acompañado de su esposa, doña Mercedes, y su intención era perennizar aquella mancha negra alrededor de su ojo izquierdo, producto de un derechazo de alguien que en su juventud fue un boxeador amateur.

“Quiero que me tomes algunas fotos de mi ojo negro”, le dijo García Márquez a Rodrigo Moya, quien seguía interrogando ¿Qué pasó? Tras su frase inicial, “Gabo” se quedó mudo y fue Mercedes Barcha, la esposa descendiente de inmigrantes egipcios, quien tomó la palabra y acusó directamente a Mario Vargas Llosa.

Las conjeturas que hizo gala el fotógrafo Moya son las mismas que empezaron a diseminarse entre millones de seres humanos que sabían del valor universal de los dos personajes clave en el boom de la literatura hispana. García Márquez y Vargas Llosa eran, además, grandes amigos. Entonces, ¿qué hechos provocaron este incidente con ribetes de “pelea callejera”? 

Rodrigo Moya tomó las fotos, pero aún no estaba convencido sobre los móviles que impulsaron a Vargas Llosa a consumar esa agresión. Al inicio, muchos direccionaron sus sospechas a un acto de publicidad de las dos más importantes egregias del boom de la literatura hispanoamericana.

Pero esta teoría se fue diluyendo conforme pasaron los días. García Márquez ya había publicado “Cien años de soledad” (1967) y de cierta forma consolidaba su prestigio que fue tejiendo con otras publicaciones como “El coronel no tiene quien le escriba (1967), El otoño del patriarca” (1975), “Los funerales de mamá grande” (1962). De mismo modo Vargas Llosa gozaba de prestigio y mejoraba su economía gracias a “La ciudad y los perros” (1963), “La casa verde” (1966), “Los cachorros” (1967).

Para muchos investigadores fue mezquina esta hipótesis, dada la personalidad de ambos y su envergadura moral y cultural. La acusación no tenía ni pies ni cabeza. Por consiguiente, había dos presunciones más a ventilar y analizar.
Para quienes reconocemos el aporte y la valía del colombiano y el peruano a favor de la lengua, la literatura hispana y la cultura universal, había una mezcla de incertidumbre y tristeza por estos hechos que desencadenaron en el fin de una amistad que nació el primero de agosto de 1967, durante una coincidencia de ambos en el aeropuerto Maiquetía de Caracas.

Vargas Llosa y García Márquez fraguaron una amistad de más o menos diez años en el que no hubo una, sino muchas coincidencias. Por ejemplo, ambos tuvieron una gran admiración por el narrador y poeta William Faulkner, e incluso podemos afirmar que esa devoción por el estadounidense ganador del premio Nobel de literatura en 1949 provocó cierta influencia en sus trabajos literarios. Los dos tuvieron la extraña coincidencia de pensar en Europa para su aventura intelectual. Ambos se iniciaron como periodistas en sus respectivos países. “Gabo en “El Heraldo” de Colombia y Vargas Llosa en “La Crónica” de Lima. Por si fuera poco, los dos tuvieron una relación conflictiva con sus padres y fueron criados por sus abuelos maternos. Fueron vecinos en el barrio Sarriá de Barcelona y tuvieron como agente literaria a la española Carmen Balcells, conocida como “la mamá grande” y reconocida por ser impulsora del boom latinoamericano. Por otra parte, Vargas Llosa fue padrino de bautizo de Gabriel Rodrigo, el segundo hijo del colombiano premio Nobel de literatura. “Además los dos coincidimos que más que colombiano o peruano, éramos latinoamericanos, que pertenecíamos a una patria común”, manifestó Vargas Llosa. Para finalizar las coincidencias, ambos personajes nacieron en el mes de marzo.
Pero, qué ocurrió entonces antes del 12 de febrero de 1976 para que Mario Vargas Llosa olvidara sus formalidades y durante un acto público, sin poder contener su ira, diera un certero golpe de derecha al rostro de “Gabo”, tumbarlo al piso y de esta forma poner fin a una sólida amistad llena de admiración y respeto mutuo.  

La pelea o mejor dicho el ataque certero de Vargas Llosa fue la “comidilla” de la prensa de la época, que conjeturaba sobre los motivos de esta refriega. Hasta nuestros días, ese acto ocurrido en el Palacio de Bellas Artes de México, específicamente a la entrada de una pequeña sala ubicada en la avenida Oaxaca, sigue siendo un misterio con ribetes de mito.

Y ese enigma ha sido alimentado por la decisión de los protagonistas, quienes decidieron no divulgar los entretelones de esa trifulca. "García Márquez y yo hicimos un pacto tácito de que no íbamos a alentar la chismografía sobre nuestra relación. Él se murió cumpliendo el pacto y yo me voy a morir cumpliendo ese pacto. Tenemos biógrafos, historiadores que investiguen y descubran la verdad, pero no va a salir nada de mi boca", dijo Vargas Llosa más de una vez, ante las interrogantes de los hombres de prensa. 

 Carlos Granés entrevista a  Mario Vargas Llosa en la universidad Complutense de Madrid

Tal vez “Gabo” fue más explícito que el escritor peruano. Era muy reacio a las entrevistas, pero las veces que respondió, subrayó su tristeza por la enemistad con Vargas Llosa ¿Usted ha perdido algún amigo?, le inquirieron. “Sí, a uno”, sostuvo con la mirada vaga. Años después, los periodistas le interrogaron si tenía enemigos personales, García Márquez replicó que no. Entonces vino la repregunta recordándole su rompimiento con el autor de “La ciudad y los perros”. “Ah, eso es un problema de Mario y los chismes que le contó Patricia, que le llenó de cuentos la cabeza”.

Esta respuesta no preparada de “Gabo” para salir del asedio de los periodistas es quizás una tácita respuesta que merece toda suerte de análisis. Problemas de pareja, intromisión de una tercera persona en las relaciones conyugales, celos, chismes de alcoba, algo de eso hay, algo de eso nos puede llevar hasta el hilo de la madeja y descifrar los entretelones previos al famoso “derechazo” que impactó certeramente el rostro de García Márquez.

Una coincidencia los unió
Estos dos grandes escritores que revolucionaron las letras hispanas se conocieron por primera vez en 1967 en el aeropuerto de Caracas. Durante una entrevista con el diario “El País” de España, Vargas Llosa reconoció que viajó a ese país para recibir el premio “Rómulo Gallegos” por su novela “La casa verde”. Gabriel García acababa de publicar su inmortal obra “Cien años de soledad” y venía de México para tomar parte del XIII Congreso Internacional de Literatura Iberoamericana. “Cuando nos vimos las caras con García Márquez en el aeropuerto de Caracas en el año 67, en realidad ya nos conocíamos, ya nos habíamos leído, pero la verdad es que el contacto fue inmediato, la simpatía recíproca y creo que, al salir de Caracas, juntos, para ir a Bogotá, ya éramos amigos y casi, casi, diría yo, íntimos amigos”, manifestó el escritor peruano.
Vargas Llosa reconoce que antes de ese primer contacto físico ellos ya intercambiaban cartas luego que un amigo en común los puso en contacto. El escritor peruano recuerda que años antes supo del colombiano luego que llegó a sus manos dos novelas suyas: “El coronel no tiene quien le escriba” (editado en francés) y “La hojarasca”, las que leyó con asiduidad y después comentó durante un programa cultural que se emitía en una radio francesa.

Luego de ese primer encuentro, ellos congeniaron y se hicieron inseparables. Dialogaron y permanecieron juntos por 15 días en Caracas, participando de las sesiones del XIII Congreso Internacional, almorzando, cenando y conversando cuantas veces fuera necesario. Incluso ofrecieron ruedas de prensa juntos y bromearon con los hombres de prensa. Se movieron por razones de su labor intelectual entre Mérida, Caracas y Bogotá.  Se despidieron efusivamente y se reencontraron algunos días después, a inicios del mes de septiembre, en Lima, Perú.

Vargas Llosa y García Márquez estuvieron juntos -otra vez- en Perú, participando de una entrevista pública organizada por la Universidad de Ingeniería. “Fue uno de los pocos diálogos públicos que García Márquez hizo porque él era bastante huraño, muy reacio a enfrentarse a un público. Detestaba esas entrevistas públicas porque había en él, en el fondo, una enorme timidez, una reticencia a enfrentarse a un público, hablar de una manera improvisada. En la intimidad era todo lo contrario, con poca gente, con unos cuantos amigos con quienes se sentía en confianza era un hombre extraordinariamente locuaz, divertido, que hablaba con una enorme desenvoltura, pero ante un público o frente al micrófono, o ante un periodista, de cierta forma se inhibía y aparecía en él un tímido y un huraño”, confesó Mario Vargas Llosa durante una entrevista en la Universidad Complutense de Madrid[1].

La amistad de estos personajes de la literatura universal se fortaleció al escoger Barcelona como su lugar de residencia. Fueron vecinos y por ello se frecuentaron a menudo. La confianza y simpatía que reinaba entre los escritores y sus esposas generó tal grado de acercamiento que algunos biógrafos denominaron a sus viviendas las “casas comunicantes”. “Gabo” residió en la calle Caponata # 6 y el escritor peruano en el apartamento tercera segunda de la calle Osia # 50. Ambas viviendas estaban a escasos treinta metros, en el barrio Sarriá. Caponata y Osia formaban casi una esquina y tal vez por eso muchos literatos y periodistas la denominaron “la esquina del boom”.

Xavi Ayén en su libro “Aquellos años del boom” (2014:75) describe a Barcelona como la ciudad donde se congregaron muchos escritores hispanos, y menciona a muchos de ellos. “Barcelona era una ciudad cuyas calles parecían un animado Monopoly del canon latinoamericano. Un tablero en que se cruzaban los residentes Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, José Donoso, Jorge Edwards, Alfredo Bryce Echenique, Rafael Humberto Moreno ¬Durán, Óscar Collazos, Mauricio Wacquez, Cristina Peri Rossi, Ricardo Cano Gaviria y visitantes habituales como Julio Cortázar —que bajaba en una traqueteante furgoneta desde París—, Carlos Fuentes —siempre con alguna mujer colgada de su brazo—, Octavio Paz —recién desterrado de la India—, Plinio Apuleyo Mendoza —que acudía desde su casa en el pueblecito mallorquín de Deià—, el argentino Borges, Pablo Neruda —que llegó de incógnito para evitar las suspicacias del régimen— o Álvaro Mutis.

                       Vargas Llosa, Patricia Llosa, Mercedes Barcha, José Donoso, Pilar Serrano y García Márquez, 1974 

Barcelona albergaba en esos tiempos a muchos literatos. García Márquez residió junto a su esposa Mercedes Barcha entre los años 1967 y 1973. Mario Vargas Llosa arribó a Barcelona dos años más tarde junto a su esposa Patricia Llosa y estuvieron ahí por cerca de cuatro años. Plinio Apuleyo describe la relación de los escritores hispanoamericanos como “una de las más bellas amistades que he conocido”.  Tomaban desayuno juntos, a veces almorzaban, iban a cenar a algún restaurante y retornaban para seguir charlando, jugando y riendo. Sus casas eran puntos de concentración de largos conversatorios de los escritores de la época, de los amigos que cada vez eran más, de esas muestras de confraternidad que muchos alabaron, de esa admiración literaria que se profesaban.

Desencuentros políticos
Cuando joven, Mario Vargas Llosa fue marxista, militante del Partido Comunista Peruano. Pasaron los años y Vargas Llosa redescubrió la democracia, se inclinó hacia la derecha y actualmente es simpatizante del capitalismo de libre mercado. García Márquez era un simpatizante de izquierda, pero mostraba una simpatía un tanto ambigua del socialista real. Sin embargo, paulatinamente ese escepticismo cambió y varió su apego al socialismo cuando apareció Fidel Castro y su revolución cubana, esa que con el tiempo renegó de sus orígenes y se convirtió en una amenaza democrática.

Los dos famosos escritores tuvieron cierta coincidencia con sus ideas políticas, estuvieron apegados a Cuba y el socialismo, pero Vargas Llosa empezó a desencantarse y despreciar la revolución cubana conforme pasaron los días. El punto de quiebre fue la detención del poeta Heberto Padilla, hecho prisionero por el régimen castrista, acusado de terrorista y de ser un agente de la CIA. “Cuando nos conocidos yo era un entusiasta de la revolución cubana y él (García Márquez) era poco entusiasta de la revolución cubana, incluso adoptaba una posición un poco burlona de mis ideas políticas”, recuerda Vargas Llosa, quien acepta que por aquellos años los jóvenes tenían una formación de izquierda. “Por esos días era difícil no ser un hombre de izquierda en América Latina; como es lógico, era imposible no ser un joven de izquierda si tú eras un intelectual, un escritor, si tú tenías una vocación literaria. Cómo podía ser alguien de la derecha cuando varios países (Cuba, por ejemplo), por culpa de la derecha, habían quedado atrasados, habían tenido dictaduras terribles, eran países donde el analfabetismo tenía porcentajes verdaderamente horrorosos, donde además las desigualdades sociales eran tan gigantescas. Por lo tanto, eran imposible no pensar que por ese entonces la izquierda era una solución, la que podía corregir eso”, refiere el Nobel peruano.

La madrugada del 20 de marzo de 1971 el poeta cubano Heberto Padilla fue arrestado en su casa junto a su pareja, la poetisa Belkis Cuza Malé. Padilla laboraba en la universidad de La Habana y durante un recital de escritores leyó “Provocaciones”, una proclama que ponía en evidencia los abusos y excesos del régimen castrista. Su encarcelamiento originó la comprensible reacción de los intelectuales de la época y su abierta discrepancia con la revolución cubana. Este hecho se constituyó además en el fin del “idilio” de grandes personajes de la intelectualidad mundial con la doble moral de Fidel Castro y su gavilla.

Durante una entrevista televisiva, Vargas Llosa confirma el rompimiento de ese romance de la élite intelectual del hemisferio con Cuba, y explica los motivos que engendraron esa relación.  “Por aquellos años Cuba era una especie de ariete que estaba rompiendo el inmovilismo histórico de América Latina. Si estabas con Cuba digamos que tú podías hacer lo que hicieras, jamás ibas a ser atacado por el enemigo verdaderamente peligroso para un escritor, que no es la derecha, sino siempre la izquierda. Es la izquierda la que tenía el gran control de la vida cultural de todas partes del mundo y entonces de alguna manera enemistarse con Cuba, criticar a Cuba, era echarse encima a un enemigo muy poderoso y además exponerse a tener que estar en cada caso, en cada situación, tratando de explicar y justificarse demostrando que no eras un agente de la CIA, que ni siquiera eras un reaccionario, un proimperialista. Estar con Cuba y ser de izquierda te hacía la vida mucho menos difícil”, argumenta Vargas Llosa

Y referente a García Márquez, como un hombre que fue desarrollando su simpatía por la izquierda, la teoría de su amigo personal Plinio Apuleyo es que aunque “Gabo” sabía que muchas cosas andaban mal en Cuba , él tenía la idea de que América Latina debería tener un futuro socialista y que de todas maneras, aun cuando muchas cosas no funcionaban en Cuba como debía ser, manifestarse a favor de la revolución cubana era estar a favor del futuro socialista para América, una región desilusionada de la derecha.
En opinión de Vargas Llosa, García Márquez tenía un sentido muy práctico de la vida y que era mucho mejor para el escritor “estar con Cuba que estar contra Cuba. “Así se libraba del baño de mugre, por ejemplo, que recibimos todos los que optamos por una postura crítica. García Márquez permaneció fiel a los ideales de la revolución y mi impresión es que de alguna manera la amistad con Cuba y la amistad con Fidel Castro lo libró de cierta forma de esas molestias, que podían ser muy largas, muy pesadas, como las que tuvimos que enfrentar cuando criticamos muy directamente y severamente a la revolución cubana”, subrayó el Nobel peruano.
Apresado Heberto Padilla, un grupo de intelectuales firmó una carta dirigida a Fidel Castro denigrando sus excesos, sus acusaciones tendenciosas y exigiendo la libertad del poeta cubano. Reunidos en casa de Vargas Llosa, muchos literatos suscribieron la carta, y en ausencia de Gabriel García Márquez, Plinio Apuleyo Mendoza, el amigo personal de “Gabo”, fue de la idea de poner el nombre del autor de “Cien años de soledad”, sin consultarle. El Nobel colombiano estaba inubicable por esos días y Apuleyo tomó la decisión. Días después apareció “Gabo”, protestó enérgicamente y se enemistó brevemente con su amigo Apuleyo.
Tras 38 días de haber estado en los calabozos, Padilla recuperó su libertad y a poco de salir, hizo pública una carta en la que se auto acusaba, aceptaba ser un infiltrado de la CIA y señalaba a sus colegas que lo defendieron como reaccionarios y relacionados con el “imperialismo norteamericano”. “Fue una carta totalmente disparatada”, opinó Vargas Llosa. Era obvio que el poeta cubano había sido presionado y sujeto de torturas para suscribir una laxa y descabellada respuesta a sus amigos y colegas. Por ello hubo una segunda misiva, la que firmaron 62 intelectuales, quienes reclamaron las prácticas deleznables del “revolucionario” Fidel Castro y sus huestes.
El encabezado de la carta decía así: “Creemos un deber comunicarle nuestra vergüenza y nuestra cólera. El lastimoso texto de la confesión que ha firmado Heberto Padilla sólo puede haberse obtenido por medio de métodos que son la negación de la legalidad y la justicia revolucionarias. El contenido y la forma de dicha confesión, con sus acusaciones absurdas y afirmaciones delirantes…”. La misiva tenía un final que deja poco para el comentario. Describía correctamente lo que estaba sucediendo en la isla caribeña: “El desprecio a la dignidad humana que supone forzar a un hombre a acusarse ridículamente de las peores traiciones y vilezas no nos alarma por tratarse de un escritor, sino porque cualquier compañero cubano –campesino, obrero, técnico o intelectual– pueda ser también víctima de una violencia y una humillación parecidas. Quisiéramos que la Revolución cubana volviera a ser lo que en un momento nos hizo considerarla un modelo dentro del socialismo”.
Cuando se le consultó a García Márquez, éste rechazó firmar la segunda carta y por el contrario empezó a mostrarse en público con Fidel Castro. Tuvo frecuentes visitas a La Habana. “A partir de ese hecho la postura de García Márquez cambió completamente, se acercó mucho a Cuba y empezó a manifestarse públicamente a favor de la revolución cubana, como lo hizo hasta el final de sus días”, recordó Mario Vargas Llosa durante una entrevista.
“Gabo” murió creyendo que el socialismo era la esperanza del mundo, sus ojos se negaron a ver lo que miles experimentan día a día con una dictadura maquillada que ocupa el poder para beneficio personal, y que mantiene al hambre y la miseria a la mayoría de su población. “Yo ambiciono que toda la América Latina sea socialista, pero ahora la gente está muy ilusionada con un socialismo pacífico, dentro de la constitución”, expresó el intelectual colombiano durante una entrevista escrita.
El desencuentro político de los galardonados novelistas y sus disimilitudes en su posición política fueron más que evidentes, pero consideramos que no fue una razón de peso para descargar un furibundo derechazo lleno de violencia, de sentimientos contenidos y de apagar una amistad tan agradable, como califican y comentan los intelectuales y amigos cercanos a ambos.
Tal vez esa asimetría política, esas posturas a favor del socialismo y el capitalismo de libre mercado puede provocar airados intercambios de ideas, polémicas charlas, pero son escasos los actos entre políticos que degenera una estridente acción. La excepción de la regla es cuando esas brechas alimentan palabras que tocan el lado personal, a la esposa, los hijos, la familia en sí.

El 12 de febrero de 1976 en México
A las once de la mañana del 12 de febrero se llevó a cabo el preestreno de la película “Supervivientes de los Andes” en el Palacio de Bellas Artes de México. Había todo tipo de invitados: empresarios, estrellas del cine mexicano, intelectuales extranjeros y locales, políticos. La película de 85 minutos dirigida por el cubano René Cardona André, también es conocida como “La odisea de los Andes” y en los Estados Unidos “Survive”. Fue una exhibición privada que relataba el accidente aéreo y la odisea del equipo de rugby uruguayo en los Andes, que tuvo que experimentar actos de canibalismo hasta que fueron rescatados. Mario Vargas Llosa tuvo alguna colaboración con el guion de la película y por eso estuvo ahí. García Márquez fue uno de los invitados.
Al finalizar la proyección del film empezaron a salir los asistentes y alguien se fue acercando a Vargas Llosa, el peruano de 40 años. A paso seguro y con los brazos abiertos en señal de saludo, Gabriel García Márquez fue acortando distancia y lejos de sentir un gesto recíproco, recibió un sonoro y contundente golpe de puño que le impactó en el ojo izquierdo.
Algunas personas que estaban alrededor de “Gabo”, incluida su esposa Mercedes Barcha, intercambiaron miradas, tuvieron por instantes una sensación de desconcierto y solo volvieron a la normalidad para apurar a levantar al colombiano que yacía en el piso, sangrando y medio groggy. Miraron a Vargas Llosa que daba la espalda y a paso firme se alejaba. “Entre la perplejidad y el murmullo de los hombres y mujeres que egresaban del teatro, muchos coinciden que el Nobel peruano espetó: “Eso es por lo que le dijiste (hiciste) a Patricia en Barcelona”.
                                          Gabriel García Márquez y su esposa Mercedes Barcha
Como Vargas Llosa llevaba una sortija, con ella causó una herida en la nariz de “Gabo”, que aún seguía mareado y trataba de ponerse de pie. El recto de derecha fue potente y una mancha negra acompañada de una hinchazón empequeñecieron el ojo izquierdo del escritor colombiano, nueve años mayor que el agresor.
Francisco “Paco” Igartua (1998:121), un periodista peruano director de la revista “Oiga” afirmó que fue a buscar un trozo de carne para bajarle la hinchazón al ojo de “Gabo”, pero muchos testigos aseguran que fue la escritora mexicana Elena Poniatowska quien puso el filete de carne de res cruda en el ojo de García Márquez.  No había hielo y Elena cruzó la calle e ingresó al restaurante “Hamburger Heaven” donde le dijeron que la carne helada era un “secreto de los boxeadores mexicanos”. Doña Mercedes, la esposa de “Gabo” siguió el tratamiento en casa, intentando borrar las magulladas. Desistieron por todos los medios acudir a un hospital porque aborrecían el escándalo.
Mercedes y Patricia Llosa se comunicaron y hablaron del tema. Pero no trascendió detalles de ese diálogo. Más tarde la exmujer de Vargas Llosa comentó con el escritor español Juanjo Armas Marcelo su tristeza por el episodio y agregó que afortunadamente no estuvo en la pelea y que “si hubiera estado involucrada, es evidente que nunca diría algo”.
A bordo de un Volkswagen llevaron a “Gabo” hasta su casa en el barrio Pedregal de México DF. Dos días después acudió a casa de su amigo Rodrigo Moya para perennizar aquel ojo de color negro, el mismo color que ensombreció eternamente la amistad de los dos genios de la literatura universal. A dos amigos personales, el autor de “Cien años de soledad” reveló que jamás había pensado en un acto violento de “Marito”. “Estaba indefenso y con los brazos abiertos, de lo contrario me hubiera protegido por lo menos la cara”, confesó. Por su parte, Mercedes Barcha siempre asintió que “Mario es un celoso estúpido”.
Estudios realizados sobre los motivos que pueden arruinar una relación de amistad y alimentar una repentina irracionalidad de los seres humanos tienen que ver con la traición, los celos y los exabruptos generados por la pérdida de confianza. Y esas investigaciones no dejan de tener razón. El incidente que eclipsó la amistad de los dos grandes de la literatura hispanoamericana y universal tuvo ingredientes de una novela melodramática, de esas que exitosamente propagan las televisoras mexicanas.
Por supuesto que hubo traición, no hay duda que los celos estuvieron en su máxima expresión y para nadie es una novedad que el adulterio forma parte del estilo de vida del macho latinoamericano, especialmente cuando ostenta fama y poder. Entonces los pecados de amor hay que solucionarlos como “Dios manda” en los cánones del buen “Romeo”, hay que actuar con severidad para que nunca más se repitan, hay que “lavarlos” con sangre y si es en público, mucho mejor.
Toda esa ira contenida por Vargas Llosa erupcionó aquel 12 de febrero y ahora corresponde compilar los antecedentes que lo llevaron a esa decisión violenta. Cuando el periodista español Joaquín Soler[2] entrevistó a Vargas Llosa el 27 de marzo de 1976, a menos de un mes y medio de ocurrido los hechos, éste respondió que ese altercado ha sido exagerado por los periodistas. “Bueno, a veces los periodistas tienen más imaginación que los propios novelistas. Ha habido un incidente pero que no tiene ni características literarias ni políticas como han dicho los periódicos”. El entrevistador tuvo una repregunta ¿si ese incidente no tuvo ningún incidente político o discrepancias subyacentes o diferencias ideológicas, entonces ha sido por otras cosas de carácter personal? Vargas Llosa movió la cabeza y sostuvo escuetamente:
-Así es.
. - ¿y seguirán siendo amigos?
- Pues eso no se sabe nunca. No lo sé, la amistad es muy relativa, dijo Vargas Llosa con una ligera sonrisa.
Los antecedentes que pueden dar pistas para desentrañar lo ocurrido son:
a)     Mario Vargas Llosa y su esposa tenían ya problemas maritales que estoicamente soportó Patricia en aras de mantener su familia. Se habla de infidelidades que deseamos no explayar, pero sí queremos dejar constancia que Mario se ausentó algunos meses de su hogar por estas relaciones extramatrimoniales. Patricia encontró en sus amigos “Gabo” y Mercedes Barcha su “paño de lágrimas” para contar sus desventuras y clamar por algún sabio consejo.
b)    García Márquez y su esposa escucharon con atención las oportunidades que Patricia acudió a ellos y le exhortaron a dejar a su esposo. Los amigos y confidentes creyeron que una separación conyugal era lo más adecuado.
c)     En 1974 Patricia y su familia cambiaron de domicilio. Ellos se fueron de Barcelona rumbo a Lima, pero a mediados del siguiente año Patricia Llosa retornó para recoger algunas cosas que dejó y al mismo tiempo finiquitar algunas gestiones inconclusas.
d)    García Márquez sugirió a su editora Carmen Balcells organizar una cena de despedida entre amigos. Participaron entre otros, los chilenos José Donoso y Jorge Edwards Valdés, el político y escritor catalán Carlos Barral, el escritor Josep María Castellet, el autor de la novela “Tatuaje” Manuel Vázquez Montalbán, los hermanos Luis y Juan Goytisolo, el novelista Juan Marsé. Por supuesto, “Gabo”, la “mamá grande” Carmen Balcells y Patricia Llosa. La reunión fue en el mismo hotel donde se hospedaba Patricia, quien al día siguiente debía tomar el avión rumbo a Madrid y finalmente retornar a Lima. Vargas Llosa estaba en un congreso de literatos en Bogotá. Aquí ocurren decisiones que ahondarían las pequeñas escisiones ya existentes entre los escritores hispanoamericanos. Patricia pide a Mercedes Barcha llevarla al aeropuerto al día siguiente, pero ella gentilmente desiste por actividades ya programadas en su agenda. Quien sí acepta trasladarla es el colombiano autor de “Cien años de soledad”.
e)     “Gabo” llega al hotel y en su auto conduce a Patricia hacia el aeropuerto Josep Tarradellas de Barcelona. “Gabo” peca de melifluo, fue excesivamente amable y lleva adelante una conversación que da pie a dos teorías, las mismas que tienen que ver con la frase que soltó Mario Vargas Llosa al momento de impactar el rostro de su colega colombiano.  El bullicio del ambiente y la rapidez con que se expresó “Marito” no confirma si el enunciado fue “por lo que le dijiste a Patricia” o “por lo que le hiciste a Patricia”. Si bien es cierto que “dijiste” es diferente al verbo “hiciste”, suenan como palabras homófonas, comparten casi la misma pronunciación. Por ello creemos en dos hipótesis:
1.- Si “Marito” pronunció dijiste, es porque el auto se convirtió en una especie de confesionario y cuando Patricia estuvo hablando de sus dificultades matrimoniales, “Gabo” se fue de lengua y desveló algunas infidelidades de Vargas Llosa. Su indiscreción sobre algunos amoríos extramaritales, cometidos por el peruano, fue conocida meses después por el propio Vargas Llosa, quien al cabo de un tiempo se reconcilió con Patricia y ella narró a su marido “esas indelicadezas”. En otras palabras, Patricia Llosa puso en evidencia al colombiano.
J.M. Plaza (2014:3)[3] escribió en un artículo que García Márquez participó de un congreso y al ser consultado por los periodistas sobre su ruptura con el Nobel peruano sentenció: “ah, eso es un problema de Mario y de los chismes que le contó Patricia, que le llenó de cuentos la cabeza".
2.-Si “Marito” dijo “hiciste”, es porque García Márquez pretendió cruzar la línea y al tiempo de “consolar” a la atribulada Patricia, le propuso ponerle los cuernos al peruano. Hay quienes sostienen que “Gabo” esbozó una estrategia para llevar al hotel a la mujer y en medio de esta insinuación se perdió de camino y nunca pudo llegar al aeropuerto. Patricia Llosa perdió el vuelo aquel día. Esta teoría la comparte el chileno Jorge Edward, quien estuvo una noche antes en la fiesta de despedida. Carles Geli (2014:2)[4] entrevistó a Edward y escribió en un artículo: “Según el chileno Edward, Mario siempre pensó que fue porque quería llevársela a un hotel”. Plinio Apuleyo, el amigo personal de García Márquez, también confirma el incidente del avión, pero propone algo nuevo. Sugiere que “Gabo” lanzó un chiste caribeño costeño, mal interpretado por Patricia: “Si te deja el avión tranquila, te quedas y hacemos una fiesta juntos”. Vargas Llosa, que ya había dado muestras de ser celoso, también dedujo igual que su exesposa (divorciados en el 2016). A “Marito” “no le quedó dudas que García Márquez le estaba haciendo avances a su esposa (2014:2)[5].
 ¿“Gabo” perdió el rumbo al aeropuerto por alguna desorientación o lo hizo adrede? El fotógrafo Guillermo Angulo, amigo personal de “Gabo” y “Marito” reconoció en una entrevista al diario “The Paris Review” (2019:3)[6] que Vargas Llosa era un gran mujeriego y que Patricia, como una forma de llamar su atención le dijo:” ¿Piensas que ya no soy atractiva? Pues ahí tienes, amigos tuyos como Gabo me persiguen...” Esta auténtica bofetada al macho peruano y la información de que García Márquez le había hecho perder el vuelo a Patricia elevaron los celos de Vargas Llosa hasta los quintos infiernos.
Otra mención que refuerza esta conjetura es el despacho de la agencia EFE un día después de los hechos, el 13 de febrero de 1976. “El móvil de la pelea, no podía ser para menos: las faldas. Un asunto que, al parecer, provocó García Márquez cuando, en Barcelona, intentó una aproximación a la mujer de Vargas Llosa”.
Otro alcance dado por el periodista Alfonso Diez[7], tras una entrevista al escritor mexicano José Luis Cuevas, testigo de los hechos y amigo de los protagonistas, refiere que “Gabriel, medio en broma y medio en serio, le dijo a Patricia que la ayudaba a vengarse haciéndose su amante…. El caso es que la venganza de la esposa ofendida sólo podía ser completa si se enteraba al marido de su propio engaño, y Patricia así lo hizo; con el añadido de que le restregó en la cara una frase que lo hiriera más: "para que veas quiénes son tus amigos, mientras tú andas quién sabe dónde, ellos vienen a proponerme que me haga su amante..."
f)      García Márquez -en su interna familiar- trató de convencer en todos los idiomas su supuesta desorientación rumbo al aeropuerto. Lo cierto es que Patricia perdió el vuelo y que “Gabo” ya gozaba de cierta fama de mentirosillo. Bueno, algo de eso deben tener los escritores para ingeniar y recrear sus narraciones.  En todo caso, es válida la opinión del padre de García Márquez, publicado por Ayén (2014:28): “desde chiquitito, Gabito siempre ha sido un mentiroso. En toda su vida no ha hecho otra cosa que contar mentiras”.
Luego el propio Ayén (2014:28-29), uno de los biógrafos de García Márquez refiere que “las falsedades con que García Márquez ha despistado a la prensa y a sus mismos biógrafos durante décadas tienen, entre sus partidarios, una justificación entusiasta, alusiva al genio del creador. Lo he leído en multitud de ocasiones, y oído directa mente de boca de Carmen Balcells («creo, como Gabo, que la realidad es lo que la gente recuerda, no lo que sucedió»). Entonces ¿podemos creer que el colombiano confundió de camino o trató de seducir a una mujer “despechada”? Hay muchos estudios que confirman que cuando una mujer “tiene roto el corazón” por infidelidades de su pareja se convierte en una “presa fácil” de los seductores.
García Márquez dejó de existir el 17 de abril del 2014 en México y se llevó el secreto a su tumba. Cada vez que se le interroga a Vargas Llosa sobre el tema, siempre expresa que los periodistas están “ingresando a terrenos peligrosos” y prefiere dar por terminada la entrevista. Por lo visto, Vargas Llosa tampoco dará su brazo a torcer. Actualmente el Nobel peruano tiene 83 años, está divorciado de Patricia Llosa y ahora se ha casado- por tercera vez- con la hispano-filipina Isabel Preysler de 68 años.
                                                 Mario Vargas Llosa se divorció de Patricia LLosa
Aunque muchas veces hubo comentarios mutuos, respetando y halagando el trabajo literario que realizaban, lo cierto es que nunca más “Gabo” y “Marito” volvieron a comunicarse directamente. Mario tiene en biblioteca personal de su natal Arequipa, un ejemplar de la inmortal novela “Cien años de soledad”, autografiada por su   “descuartizado, desmenuzado y desenmascarado hermano Gabriel”. Esa dedicatoria data de 1972, cuatro años antes de esa infausta pelea, tan comparable a la que tuvieron otros dos grandes de la literatura norteamericana: Gore Vidal y el autor de “A sangre fría”, Truman Capote.  
                                         La dedicatoria de "Gabo" a su hermano Mario Vargas LLosa
La disputa entre los dos grandes de la literatura universal fue por un “lío de faldas”. El Nobel colombiano, un convencido de la izquierda, recibió en su ojo izquierdo la respuesta de un escritor políticamente activo de la derecha, fue un contundente derechazo que dio origen a una leyenda, alejada del aspecto literario.
 Vargas Llosa y García Márquez: dos gigantes de la literatura, un ojo morado y los secretos de la enemistad.                           9 de Julio del 2019                              Luis A. Castro Gavelán                     Didácticaeleenusa    Págs.1-15


[1] Entrevista realizada por el ensayista Carlos Granés a Mario Vargas Llosa en la Universidad Complutense de Madrid. Publicada en Youtube el 6 de Julio del 2017. https://www.youtube.com/watch?v=B9go-K-VXxY

[2] Entrevista televisiva para el programa “A fondo” conducido por Joaquín Soler Serrano. Tuvo una duración de una hora y siete minutos. Visto el 8 de Julio del 2019. https://www.youtube.com/watch?v=CtbDYYfE08k
[4] “Un puñetazo al boom” es el artículo firmado por Carles Geli, aparecido en el diario “El país” de España. Visto el 5 de Julio del 2019. https://elpais.com/ccaa/2014/06/02/catalunya/1401742446_772867.html
[6] La colombiana Silvana Paternostro firmó el artículo When Mario Vargas Llosa punched Gabriel García Márquez”, aparecido en “The Paris Review” el 6 de marzo del 2019. Visto el 6 de Julio del 2019. https://www.theparisreview.org/blog/2019/03/06/when-mario-vargas-llosa-punched-gabriel-garcia-marquez/
[7] Cómo fue la pelea entre García Márquez y Vargas Llosaes el artículo escrito por Alfonso Diez publicado en el blog “Código Diez” de México. http://www.codigodiez.mx/Textos%20ht2/garciamarquezvsvargasllosa.html



                                     Referencias bibliográficas
-Alemani, Luis (2010): “¿De Gabo o de Mario? Cultura, diario “El Mundo” de España. 8 de octubre del 2010. Madrid.
-Ayén, Xavi (2014): “Aquellos años del boom”. RBA Libros, S.A., 2014, Barcelona.
-Granés, Carlos (2017): “Vargas Llosa rompe el silencio sobre García Márquez”. Universidad Complutense de Madrid. Publicada en Youtube el 6 de Julio del 2017.  https://www.youtube.com/watch?v=B9go-K-VXxY
-Diez, Alfonso (2014): “Cómo fue la pelea entre García Márquez y Vargas Llosa”. Blog Código Diez. México.
-El País (2014): “Historia del puño que partió la amistad entre Vargas Llosa y García Márquez. 20 de abril del 2014. Colombia.
-Geli, Carles (2014): “Un puñetazo al boom”. Diario “El país” de España.
-Igartua, Francisco (1998): “Huellas de un destierro”. Aguilar Editores, 1998 M01 1 - 294 páginas. Lima
-Moya, Rodrigo (2007) “El día que Vargas Llosa le pegó a Gabo”. Revista Soho. Publicaciones Semana S.A. Colombia.
-Ojeda, Felipe (2018): “Vargas Llosa y García Márquez: las teorías tras el puñetazo más famoso de las letras”. Revista “Culto”, La Tercera de Chile. Grupo Copesa.
-Palacios, Fernanda (2018): “38 años de enemistad. García Márquez y Vargas Llosa”. Revista “Langosta Literaria”. Penguin Random House Grupo Editorial.
-Paternostro, Silva (2019): “When Mario Vargas Llosa punched Gabriel García Márquez”, “The Paris Review”. 6 de marzo del 2019. París, Francia.
-Plaza, J.M. (2014): “García Márquez y Vargas Llosa: por qué rompieron su férrea amistad”. Diario “El Mundo” de España.
-Saldivar, Dasso (2007): “El puñetazo de Vargas Llosa a Gabo”. Diario “El Mundo” de España, suplemento Crónica, número 593. 11 de marzo del 2007
-Soler, Joaquín (1976): “Entrevista a Mario Vargas Llosa”. Entrevista televisiva para el programa “A fondo”. Radio Televisión Española. 27 de marzo de 1976.
-Revista Semana (2017): “¿Por qué se pelearon Gabo y Vargas Llosa?”. Bogotá, Colombia. 7 de Julio del 2017.
-The Guardian (2007): “Feud sensation! Why Vargas Llosa thumped Márquez”. 13 de marzo del 2007. https://www.theguardian.com/books/booksblog/2007/mar/13/feudsensationwhyvargosllos

-Vargas Llosa, Mario (2018): “La llamada de la tribu”. Editorial Alfaguara.


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