LA MOTIVACION, Factores extralingüísticos que influyen en la adquisición de una L2 en adultos (Parte 5)
2.2.3.5. La motivación
Este factor no lingüístico resulta
sustancial en el trabajo pedagógico. Es una combinación de valores afectivos
como la aptitud, la actitud, el compromiso consciente y el deseo de aprender. La
motivación es transcendental y determinante, es un pilar esencial.
La motivación es sin dudas el
componente afectivo más estudiado por los investigadores del proceso
enseñanza-aprendizaje de lenguas extranjeras. Loewn y Reinders (2011:119) la
definen como la “construcción psicológica que se
refiere al deseo y al incentivo que tiene un individuo para participar en una
actividad específica”.
Un
estudiante ingresa en el aula con el deseo de experimentar el aprendizaje de
una 2a lengua. Y lo que ocurra dentro del salón de clases será
relevante. Es posible que el discente tenga expectativa por los materiales
didácticos, la estrategia de enseñanza, la interacción con su profesor. A su
vez, saber qué factores afectivos aparecerán en escena: tal vez la empatía, la
aptitud y sobre todo la motivación, un elemento fundamental, como también lo
considera Hall (2011:134), al afirmar que “es
difícil imaginar a alguien aprendiendo un idioma sin algún grado de motivación”.
Los profesores saben de la especial
importancia que tiene la motivación. En nuestra encuesta, los 42 pedagogos coinciden
que su planificado trabajo pedagógico puede quedar trunco si ese factor
afectivo no está presente en una clase. La motivación mantiene y determina la
conducta de una persona. Un estudiante motivado estará abierto a recibir y
asimilar toda clase de conocimientos e informaciones. Un alumno motivado
persiste, da el máximo de esfuerzo, porque, según Dornyei (2005:65) “proporciona el ímpetu primario para iniciar el aprendizaje
de una segunda lengua y más tarde se convierte en la fuerza impulsora que sostiene
el largo y a menudo tedioso proceso de aprendizaje”.
Consideramos la motivación como una importante actividad que genera
autoconfianza, que estimula las habilidades del ser humano, que da ánimos y
proclama la parte esencial de un individuo que pretende actuar de la manera más
efectiva. Es importante recalcar que la fórmula de motivar a un aprendiente no
es la misma para los otros compañeros de clase y por lo tanto se necesita que
el profesor tenga un perfil psicológico de cada uno de ellos para impulsar su
estrategia motivadora. Muchos docentes no hurgan en las habilidades innatas e
inteligencias que los aprendientes poseen y piensan que ellos no tienen
condiciones para el aprendizaje de idiomas; sin embargo, al ser motivados,
pueden mejorar su performance. Experiencias personales con alumnos americanos
determinan esta afirmación.
La profesora de francés Florence
Corbel-Sentz, con más de 20 años de labor educacional comentó que el factor
motivacional es determinante para el éxito de los objetivos dentro del aula de
idiomas. “A lo largo de mi vida he tenido
estudiantes buenos, malos y regulares, pero a todos ellos se les ha incentivado
con palabras bonitas, materiales atractivos, conversaciones amenas y hacerles
sentir que son capaces de dominar el idioma, en ese caso, el francés”, dijo la docente.
Un estudiante, Rufus S. tuvo una
opinión similar. “Por primera vez me sentí diferente,
que era aceptado con mis limitaciones y que mi profesor estaba pendiente de mí,
que me alentaba a superar mis errores. Recuerdo que me decía…de los errores se aprende, sigue, sigue, tú
puedes”.
Eso me ayudó a mejorar y creer en mis capacidades”.
Otro
estudiante, Matthew, sostuvo que sentirse motivado es un gran estímulo para
responder a los retos de dominar una segunda lengua. “Tener
un estímulo constante es saber que hay alguien que está detrás de mí, que se
interesa por mí. Por eso mi aprendizaje resultó mucho más efectivo porque mi
profesor potenció mis capacidades”.
De estos ejemplos podemos discernir
que la motivación es como el motor que mueve al aprendiente hacia su meta.
Muchos estudiosos coinciden en que está integrada por tres componentes: la expectativa, aquella que te llama a
decir ¿Soy capaz de hacerlo?; el valor
que te impulsa a interrogarte ¿por qué lo hago?; y lo afectivo, que desde lo más profundo reflexiona por el desafío en el
que está inmerso y se pregunta ¿Cómo me siento al hacerlo? Dulay, Burt y
Krashen (1982:47) consideran que la motivación es el incentivo, la necesidad o
el deseo que el aprendiente siente para alcanzar un nivel elevado en la lengua
meta. Y con respecto a la actitud que adoptan los estudiantes cuando son
motivados, Dornyei (2009:519) dice que
el problema básico de la conceptualización de la motivación
como fundamento del comportamiento humano reside en el hecho de que el
comportamiento humano puede ser influenciado y moldeado de una gran variedad de
formas, que van desde motivos externos, tales como recompensas e incentivos,
hasta diversos tipos de presión, Amenazas y castigos. Nuestra motivación
principal también puede estar centrada en nuestra fe, nuestra familia, nuestra
profesión, o nuestro coche. Para hacer las cosas aún más complejas, varios de
estos motivos pueden afectarnos simultáneamente, interactuando entre ellos de
forma temporal o permanente.
En el caso de los estudiantes
americanos que toman clases de idiomas lo hacen motivados por la posibilidad de
ir a trabajar fuera de su país con un mejor salario y como representantes de
una nación que tiene mucha influencia en el mundo. Por supuesto que, si no
logran los objetivos, corren el peligro de ser separados de la agencia donde
prestan servicios.
De acuerdo al Centro Virtual
Cervantes[14], la
motivación es un conjunto de razones que impulsan a una persona a aprender una
nueva lengua. Según el diccionario Definición,
la palabra motivación se deriva de la combinación de los vocablos latinos “motus”, que se interpreta como movido; y
“motio”, que significa movimiento.
Bajo la percepción de la psicología y la filosofía, la motivación es el factor
que impulsa a un individuo a llevar adelante ciertas acciones y a mantener
firme su conducta hasta el complimiento de los objetivos trazados. Si la
motivación está asociada a la voluntad y el interés, entonces podemos decir que
una persona motivada está estimulada y por tanto tiene voluntad y es consciente
de los esfuerzos que debe desplegar para llegar a las metas planificadas.
Si una persona motivada reconoce que
tiene una necesidad –absoluta o relativa- y que debe ejecutarla para conseguir
buenos resultados, es un buen comienzo. Esa necesidad implica esfuerzos y superar
cualquier inconveniente. El entusiasmo que tiene lo hace minimizar todo aquello
que le impida lograr los objetivos. Entonces la motivación es el vínculo que
hace posible una acción en pos de satisfacer una necesidad. Por eso, Gardner
(1993:4) corrobora que “la motivación es un conjunto de
factores que incluye el deseo de lograr un objetivo, el esfuerzo dirigido a esa
consecución, y el refuerzo asociado con el acto de aprendizaje”.
Muchos investigadores y
psicolingüistas coinciden en reconocer el valioso aporte del norteamericano
Maslow[15]sobre
las motivaciones humanas. Usó el término “metamotivación” para señalar a los
individuos que se comportan estimulados por fuerzas innatas que les permite
escudriñar y actuar para impulsar su crecimiento y potenciar sus capacidades.
Así Griffin (2014:125) reconoce “un énfasis
saludable en la teoría de la motivación de Maslow”.
Maslow fue el autor de la “jerarquía
de las necesidades” que contempla cinco fases, dos de las cuales, para nuestro
gusto, reflejan aspectos que ayudan a motivar a un individuo. Nos referimos a la autoestima, que alienta a valorarse a
sí mismo; y la autorrealización, que
contribuye a una consecución satisfactoria de las aspiraciones personales.
Unos aportes importantes hicieron
los psicólogos canadienses Gardner y Lambert, quienes fueron los primeros
investigadores en reflejar la importancia de la motivación en el aprendizaje de
una segunda lengua. Gardner (1985:56) considera que existe una motivación
integradora que resulta efectiva en la medida que se origina de causas
internas, de actitudes generales (hay interés por los idiomas, conscientes de
su futuro profesional) y específicas (se interesan por el aprendizaje de una
lengua en particular) del individuo. Y puntualiza además que “Las actitudes y la motivación son importantes porque
determinan hasta qué punto los individuos se involucrarán activamente en el
aprendizaje del idioma”.
Tras Gardner hubo varios otros investigadores
como Noels (2003:38) que destacó dos teorías motivacionales: intrínseca (para experimentar placer o satisfacer una
curiosidad); y extrínseca (que
persigue un fin, por ejemplo, obtener una buena calificación). También
Norton Peirce (1995:14), quien dijo que hay una identidad social en un
aprendiente. Otra propuesta es la de Dornyei (2005:79), quien desarrolló el Sistema Motivacional del Yo. Dornyei
considera que su propuesta tiene “una perspectiva integral que es compatible
con las personas sobre lo que podrían llegar a ser, lo que les gustaría ser y
lo que ellos temen ser”. Según Dornyei, estos tres componentes se caracterizan
por
a) El yo ideal. - relacionado con el dominio de una lengua extranjera. Se
interpreta como un poderoso motivador que está asociado a la imagen idealizada
que tenemos sobre nosotros mismos en la medida que somos conscientes que
podemos dominar un idioma y tener éxito. Es lo que Dornyei llama una
disposición integrativa.
b) Lo que debo ser yo. Tiene en cuenta los atributos que
el estudiante cree tener y que le ayudan a alcanzar lo que le gustaría ser. Las
capacidades que tiene el individuo le permiten incluso contrarrestar posibles
resultados negativos.
c) La experiencia del aprendizaje de una L2. Considera los motivos específicos
de la situación del estudiante relacionado con su aprendizaje y sus temores como
consecuencia de las experiencias y creencias que vive durante ese proceso.
Reconociendo que la motivación es
esencial para triunfar en todas las áreas del aprendizaje, podemos afirmar en
el caso de los estudiantes adultos con fines específicos que existe un aspecto
importante para aprender una 2a lengua: la necesidad comunicativa.
Cuando una persona es consciente de la urgente necesidad de comunicarse con
otros, obviamente va a aumentar su motivación por aprender una nueva lengua. Al
respecto, Ellis (1985:119) señala que
la motivación que se deriva de un éxito comunicativo es más
susceptible de ser manipulada por el profesor, quien debe conocer los factores
y procesos que determinan dicha motivación para seguir fomentando la sensación
de éxito.
Conocedor del interés del
estudiante, el profesor debe utilizar sus mejores armas para que el proceso de
enseñanza-aprendizaje cumpla sus expectativas en todo sentido. Que esa
necesidad de comunicarse haga al estudiante más comprensivo, consciente de sí
mismo, responsable, satisfecho consigo mismo, con aptitud mental abierta y
tolerante a los nuevos conocimientos. La premisa es apoyarse en los intereses
de los alumnos y conectarlos con los objetivos del aprendizaje. Como afirma
Rubin (1975:43), con “una motivación adecuada el
estudiante puede convertirse en un investigador activo de la naturaleza del
idioma que aprenderá”.
La motivación es un conjunto de
emociones armonizadas con la cognición. “Es
una conjugación perfecta que puede ser representada a partir de un estado de
activación cognitiva y emocional”, precisan Williams y Burden (1999:120). Un individuo
motivado es consciente de actuar y ejercer un esfuerzo intelectual y/o físico
que lo lleva a valorarse y sentir que es capaz de lograr sus objetivos. Así
pues, la motivación es una condición inherente al éxito que puede tener
cualquier actividad, por lo que siempre hay que contar con todos los factores
que pueden contribuir a mejorar el proceso de aprendizaje, entre ellos:
a) El entusiasmo y el trabajo eficaz
del profesor bajo aspectos que susciten el interés del alumno, y que ese
interés se convierta en redoblar esfuerzos hasta el final del proceso. Un
estudiante motivado se tiene confianza y los profesores debemos ser conscientes
que motivar a ese aprendiz es ayudarlo a creer en él. Dornyei (2001:156) afirma
que “el nivel de entusiasmo y compromiso
del docente es uno de los factores que afectan la motivación de los discentes
para aprender”.
Un primer factor de motivación es la actitud del profesor, quien, con su
presencia física, su voz, energía, dinamismo y firmeza provoca liderazgo que se
transforma en seguridad. El estudiante se siente sólido cuando sabe que frente
a él hay un buen profesional que guía sus pasos.
b) El clima que se observa durante
las clases. En este aspecto se involucran las condiciones del aula, las
comodidades que se ofrecen a los estudiantes y los recursos pedagógicos que
cuenta el individuo durante su aprendizaje. Morales y Smith (2008:177) creen
firmemente en la estrategia del uso de las imágenes mentales y visuales. “Son buenas aliadas al factor motivacional, constituyen un
importante elemento de aprendizaje afectivo”.
c) Variar los estímulos, poner en
práctica las nuevas tecnologías al servicio del estudiante. Con creatividad, el
profesor debe cambiar las actividades, promover prácticas y ejercicios de
interacción. Dornyei (1997:487) da a conocer cuatro aspectos para dinamizar la
clase como “estructura del aula, cohesión
grupal, orientación de las metas y un sistema de recompensas”.
d) Darle responsabilidades al
estudiante. Hay ocasiones en que se les puede retar para que dirijan la clase y
se conviertan en instructores, que ellos hagan las preguntas y sientan esa
sensación de estar al otro lado del escritorio. Con ello se promueve el interés
y se estimula la interacción. Dornyei (1994:274) cree que esta intención
alimenta “el deseo de interactuar e incluso
actuar de manera similar a los miembros de la comunidad lingüística objetivo”.
e) El profesor debe preparar con
antelación la sesión educativa y elaborar un material pedagógico significativo.
La intención es que el estudiante llegue, permanezca por un período de tiempo y
se vaya con nuevos conocimientos en medio de un ambiente de diversión y
entretenimiento. Siempre debemos considerar una buena cuota de humor durante la
clase, tenemos la convicción que crea una buena atmósfera. Entonces si un
estudiante no ha reído durante las horas de clase, significa hay que un nivel
de autocrítica que hacer, pues es muy seguro que no hubo una buena clase. El
humor es un componente infalible. Por eso, Morreall (1983:89) sostiene que “la risa es un recurso para refrescarnos y volver a nuestro
trabajo con más entusiasmo”. Del mismo modo Meyer (1997:189) añade que “el humor es omnipresente en toda comunicación humana (…) el
humor puede ser bienvenido como una fuerza unificadora y relajante”.
f) Mentalizar al estudiante para que
cada sesión signifique un peldaño más en su aspiración, en su posibilidad de
coronar con éxito el proceso de aprendizaje. Ellos necesitan saber que están
involucrados en una labor de superación. Plantearles metas aumenta su
motivación. Mostrarles entusiasmo e interés por sus éxitos es señal de empatía
y un alto grado de confianza. Así Dornyei (1998:117) plantea que “sin una suficiente motivación, incluso las personas con
habilidades más notables no pueden lograr objetivos a largo plazo”.
Aunque el profesor haya preparado su
clase con antelación, muchas veces necesita replantearla cuando
psicológicamente asume el criterio que su estudiante no está apto para recibir
nuevos conocimientos. Problemas familiares, laborales, económicos o de
cualquier otra índole pueden desconcentrar al estudiante. Para ello, es
menester contar con material extra, intuitivo e interesante. Mucho mejor si
esas herramientas permiten cierto ambiente de relajación. Por ejemplo, material
con sentido de humor que normalmente se encuentra en Youtube, en la página de “Just
for laughs”. También se recomiendan actividades lúdicas. Por esta razón,
Deneire (2002:291) defiende que “el uso del
humor en la enseñanza ha sido defendido como una herramienta para hacer que los
estudiantes sean sensibles a las diferencias estructurales y semánticas de
idiomas diferentes”.
En este caso, la lengua nativa y la lengua meta del discente.
g) Considerar el planteamiento y la
adquisición de objetivos en medio de un proceso de motivación. Cuando el
estudiante percibe y se identifica con las actividades de
enseñanza-aprendizaje, la influencia es tal que se compromete cognoscitivamente
y persevera hasta alcanzar las metas. Si el alumno le da valor a cada actividad
y consigue un nivel de percepción sobre su competencia, es señal que está
inmerso en una dinámica favorable. En estas circunstancias podemos utilizar los
indicadores de Viau (1997:44-47) para medir el grado de motivación del alumno:
● La elección de emprender una actividad, su deseo de
realizarla.
● La perseverancia, poner atención en clases, practicar y
hacer sus tareas en casa.
● El compromiso cognoscitivo, que, de acuerdo a la
psicopedagogía, tiene que ver con la capacidad de concentración y atención.
Viau dice que es la utilización de estrategias de aprendizaje y autorregulación
del estudiante.
● El resultado, que se transforma en un aspecto importante
de la dinámica motivacional. El alumno motivado se encamina hacia resultados
halagadores.
En
ese acápite de los factores que ayudan a motivar, es bueno mencionar las
sugerencias de Juan de Dios Martínez (2001: 240-245), quien considera que los
profesores debemos trabajar para alcanzar propósitos como:
● Crear un ambiente seguro en el aula para que los
estudiantes se sientan cómodos.
●Cometer errores. La impresión de
que es aceptable tener errores delante de otros alumnos ayuda a que el
estudiante no se avergüence y pueda seguir intentándolo. Se recomienda hacer
adrede algunos errores.
●Retos en las tareas. Tareas atractivas y desafiantes que
motiven a los alumnos.
● Respeto mutuo entre los aprendices y el pedagogo; e
incluso entre los propios alumnos.
● El empleo de la crítica constructiva genera reacciones
positivas. De igual forma, es imperante utilizar el ingenio y la agilidad
didáctica en casos donde se presenta la dificultad de entender un punto o un
tema.
Considerando
algunos alcances del profesor De Dios Martínez, podemos programar actividades y
tareas motivadoras tales como:
● Realizar juegos en clase
● Tener material de videos como recurso audiovisual.
● Comentar y preguntar los diálogos y lecturas del libro Perú Spanish[16],
preparados con material interesante, con un poco de humor, algunas
coincidencias y temas hasta cierto punto polémicos para provocar diálogos e
intercambiar puntos de vista.
● Aprovechar los temas de las lecturas para preguntar al
estudiante sobre sus experiencias personales y asuntos relacionados al
contenido de las referidas lecturas.
● Representar y dramatizar diálogos.
● Completar las letras de canciones populares y luego
cantarlas. El docente debe dar el ejemplo e incentivar al discente. Cantar y
bailar desestresan y ayudan a la interacción.
● Rellenar ejercicios sobre verbos y palabras nuevas con
espacios en blanco.
● Ver videos de humor de acuerdo al nivel del estudiante y
después promover un intercambio de comentarios.
● Trabajar actividades de vocabulario.
● Comentar
durante los primeros instantes de la clase aspectos de la vida personal del
estudiante, sus quehaceres, su familia. De esta forma el discente se siente más
cómodo para proseguir con la rutina planificada por el profesor.
● En el caso de las clases “face to face” con una duración de cinco
a seis horas diarias, se puede coordinar con otros colegas un intercambio de
estudiantes de por lo menos una hora a la semana. Aquí es posible que el
aprendiente pueda sopesar y comparar distintos “colores y sabores” del idioma
español de acuerdo a la procedencia de los profesores, sostener diálogos y
escoger temas para interactuar. Incluso puede distinguir diferencias de
pronunciación y léxico.
● Grabar audios cortos con noticias
inusuales o insólitas que permitan el desarrollo de su comprensión auditiva.
Esta tarea puede culminar con una fluida conversación.
Podemos concluir que la motivación
es el ferviente estímulo del aprendiz que anhela adquirir conocimientos. Claro
está, incentivado por la presencia del profesor, quien le ayudará a mejorar sus
estrategias de aprendizaje. Las razones que impulsan ese aprendizaje pueden ser
variados. Si la motivación es mucho más alta, las posibilidades de éxito se
incrementarán, como lo consideran Dulay, Burt y Krashen (1985: 191), con
algunos tipos de motivación:
-
Motivación integradora: se origina
cuando el aprendiente se conecta con una comunidad de hablantes. Es
característico en el aprendiente adulto con fines específicos, en la persona
con deseos de integración, de involucrarse en una nueva sociedad y motivado por
su intención de hablar correctamente con los nativos-hablantes. También se
incluye en este grupo a los aprendientes interesados en dominar una lengua
vehicular como el inglés o el español, de vital importancia para viajar y
comunicarse con extranjeros. Un aprendiente con un alto nivel cultural buscará
interactuar sin mediación de otras personas en su afán de no sentirse aislado.
-
Motivación de identificación con el
grupo social: es propia de los aprendientes adultos. Ellos van más allá de la
motivación integradora para identificarse plenamente con el grupo social que lo
acoge. Incluso llegan al extremo de rehusar a su condición social inicial.
-
Motivación instrumental, en que el
aprendiente tiene razones prácticas o utilitarias para dominar un nuevo idioma.
Su intención puede ser de índole laboral, mejorar su hoja de vida, superar obligatoriamente
un examen de lengua, buscar un nuevo trabajo, etc.
Williams y Burden (1999:129)
aportaron significativamente ideas importantes con su propuesta motivadora,
como refleja el gráfico 11, que consta de tres fases: la primera es la
intención, el deseo de hacer algo. La segunda fase implica la decisión de llevar
adelante ese proyecto. La tercera fase es el compromiso de perseverar con
firmeza y sacrificios para culminar aquello que iniciamos.
Llevar adelante un proyecto como el
aprendizaje de un idioma extranjero o una 2a lengua, implica cumplir
con estas tres fases y por lo tanto demanda de mucha motivación. Así Dornyei
(1998:1) explica que
sin una motivación suficiente, hasta los individuos con las
habilidades más notables y una buena enseñanza aseguran el éxito de un estudiante.
Por el contrario, una alta motivación puede compensar las deficiencias
considerables tanto en la aptitud lingüística como en las condiciones de
aprendizaje.
Y esa es la premisa que intentamos
transmitir a los estudiantes norteamericanos adultos que se someten a clases de
inmersión para conseguir mínimo una calificación 3 (nivel entre B1 y B2 del
Mcer). Muchos de ellos (de acuerdo con las fases de William y Burden que están
en el gráfico 11) vienen con la intención de dominar el idioma que les
permitirá comunicarse en el país que han sido asignados, pero factores como las
diferencias culturales, las dificultades propias de aprender un idioma no
materno, entre otras variables, pueden determinar que su autoestima decaiga,
que su actitud se resquebraje y terminen por no aprobar el examen.
Para evitar fracasos apostamos por
la presencia de algunos factores extralingüísticos y de una estrategia
comunicativa e interactiva. En especial creemos en la motivación como un alto
valor afectivo que efectiviza el dominio de una lengua no materna. Con la
motivación podemos erradicar los miedos. Como dijo el estudiante Matthew, “un individuo motivado puede potenciar sus capacidades y
orientar sus puntos de interés porque está frecuentemente estimulado en su
estado cognitivo y emocional”.
Las expectativas en torno a la
motivación fueron corroboradas durante nuestra encuesta a los 42 profesores y
46 estudiantes adultos. La motivación tuvo altos porcentajes de aprobación. Del
100% de votos sobre los ocho elementos afectivos que consideramos, los
profesores dieron un 61% a la motivación. Los estudiantes también otorgaron un
alto puntaje, el 58%.
El gráfico 12 nos muestra unos resultados interesantes. En segundo lugar, fue ubicado el factor inteligencia con una abismal diferencia
de votos. Esta conclusión demuestra el reconocimiento que los protagonistas de
un proceso de enseñanza-aprendizaje otorgan a la motivación.
Gráfico 12. Profesores (61%) y estudiantes
confirman la importancia de la motivación como
factor afectivo. También reconocen el
aporte de la aptitud, inteligencia, actitud y empatía
La lectura que hacemos del factor motivacional,
según el gráfico 12, es que sobresale sobre las otras variables afectivas que a
nuestro criterio están inmersas en el aula. Hay un reconocimiento por la
inteligencia, actitud, autoestima, aptitud, empatía, experiencia en idiomas,
pero por sobre todo, los estudiantes y profesores se decantan por la
motivación.
Varios estudiantes que participaron
en la encuesta dijeron cosas muy entretenidas sobre la motivación. “Es como si usted le adiciona un ají picante a unas
enchiladas mexicanas. Sabe más rico”, dijo uno de ellos, cuyo destino laboral es México. Otra
comparación fue: “si usted está mirando una película
en blanco y negro, y de repente, le cambian por un televisor plasma y termina
viendo esa película a todo color y en tercera dimensión ¿hay diferencia?”. Una mujer mencionó que “cuando su profesora está sonriente y dinámica ella se
contagia y se siente motivada”. “Los gráficos, videos, los buenos
artículos y la buena conversación me motivan, me siento con deseos de aprender”, dijo otro estudiante al
considerar los materiales pedagógicos que utilizó la docente. Así, tiene
sentido Alonso Tapia (1991:12), al señalar que “el
profesor influye, de modo consciente o inconsciente en los estudiantes: lo que
quieren saber, para que sepan analizar y elaboren sus conocimientos de forma
que los ayuden de forma positiva y no negativamente”. Entre los detalles de la encuesta
realizada a los 46 estudiantes norteamericanos, destacamos los siguientes:
a) Por la edad, los más jóvenes (54%)
confirmaron su interés por la motivación. De los 25 discentes menores de 40 años,
13 de ellos ubicaron este elemento afectivo en el primer lugar. Otros 21
aprendientes mayores de 40 años tuvieron una votación casi similar. El 46% de
ellos eligió la motivación sobre las otras variables extralingüísticas, como se
ve en el gráfico 13.
Gráfico 13. La motivación de acuerdo a la edad de los
estudiantes. Los menores de 40 años son los más interesados en ser motivados
b) De acuerdo a su nivel de educación, 32
estudiantes de idiomas que tienen un título de magíster (70%) votaron
masivamente por la motivación. Son hombres y mujeres que aprendieron español,
francés, ruso, japonés, thai y chino. Los otros once estudiantes con grado de
bachiller dieron a la motivación un 24% del porcentaje global, como aparece en
el gráfico 14.
Gráfico 14.La
motivación según el nivel de educación de los estudiantes. Los magísteres
votaron masivamente con un sólido 70%
d) Considerando el sexo del estudiante,
de los 29 estudiantes varones, veinte de ellos dieron a la motivación el lugar
de privilegio con un porcentaje global del 64%. Mientras tanto, las mujeres
contabilizaron el 36%. De las 17 mujeres estudiantes, ocho de ellas eligieron
la motivación en la posición privilegiada y 4 mujeres le otorgaron la segunda
posición, como se ve en el gráfico 15.
Gráfico 15. El 64% de los estudiantes
hombres se decantan por el factor motivacional
e) Con respecto al idioma que
aprendieron, los estudiantes de lenguas romances, principalmente el español y
francés, dieron una alta votación al factor motivación. En la encuesta
participaron 21 estudiantes de español, 10 de francés, 4 de ruso, 4 del idioma
Thai, 2 de japonés, uno de árabe, dos de la lengua china, uno de coreano y un
aprendiente de indonesio. Los estudiantes de español votaron masivamente por la
motivación (47%). De los 10 estudiantes de francés (22%), seis de ellos le
dieron a la motivación el primer lugar. Otros: ruso (9%), Thai (8%), Japonés
(4%), Chino (3%). Así se ve en gráfico 16.
Gráfico
16. Los estudiantes de lenguas romances reconocen la importancia del factor de
motivación
En cuanto a la encuesta realizada a
los 42 profesores de diferentes idiomas y provenientes de varios continentes
del planeta, se concluye que:
a) De acuerdo a su procedencia, los
profesores reconocieron el valor del factor motivación. Participaron docentes
de Asia, África, Europa; y dadas las particularidades del idioma español,
separamos a los profesores de Sur América y Centro América (incluimos en ese
grupo a quienes proceden de México, cuya variedad es similar al de los
guatemaltecos, nicaragüenses y salvadoreños.
Aunque los profesores valoraron
todos los valores afectivos, definitivamente el elegido fue la motivación. Los docentes de África y
Sur América otorgaron mayor votación a esa variable. Por coincidencia, le
dieron el 16.3%.
Observando el gráfico 17, nos
permite concluir que para los profesores:
1) Hay una
coincidencia generalizada. La motivación es imprescindible en el salón de
clases. Los docentes de África y de Sur América dieron mayor votación a la
motivación y coincidieron también en destacar el papel de la empatía entre los
protagonistas de una clase de idiomas.
2) El factor
actitud alcanzó el segundo lugar por delante de las variables inteligencia y la
aptitud.
3) La
votación del factor inteligencia tuvo porcentajes similares en todos los
participantes, lo que se interpreta como la preferencia de los profesores por
estudiantes inteligentes y racionales que por aquellos extravertidos y con
autoestima. Así se muestra en el gráfico 17.
Intelig.
|
Motivación
|
Actitud
|
Experiencia
|
Empatía
|
Autoestima
|
Extrov.
|
Aptitud
|
||
Africa
|
13.0
|
16.3
|
15.2
|
8.7
|
12.0
|
14.1
|
9.8
|
10.9
|
Motiv
|
Europa
|
13.2
|
15.8
|
12.8
|
13.3
|
11.1
|
10.1
|
10.4
|
13.4
|
Motiv
|
Asia
|
13.7
|
14.8
|
13.5
|
12.4
|
10.8
|
12.1
|
10.2
|
12.6
|
Motiv
|
Sur A.
|
13.3
|
16.3
|
13.3
|
13.5
|
12.0
|
10.7
|
9.1
|
12.0
|
Motiv
|
Centro
|
13.6
|
15.8
|
14.7
|
11.4
|
9.8
|
10.9
|
9.2
|
14.7
|
Motiv
|
66.8
%
|
79.0 %
|
69.5
%
|
59.3
%
|
55.7
%
|
57.9
%
|
48.7
%
|
63.6
%
|
Gráfico 17. El elemento motivacional
resultó elegido en el primer lugar por los profesores originarios de cuatro continentes
b)
Con respecto al sexo del profesor, las mujeres expresaron su
complacencia por el factor motivacional. 29 de ellas (19 le dieron la posición
uno; 7 la casilla 2) eligieron a este factor afectivo en el primer lugar
otorgándole 67% de las preferencias. El 53% de los hombres, 13 en total también
votaron por la motivación, como se ve en gráfico 18.
Gráfico
18. Las profesoras (67%) eligieron mayoritariamente al factor motivacional
c) Los factores afectivos también
fueron analizados de acuerdo al idioma que enseñan los profesores. En este
grupo se tuvo en cuenta aquellos que trabajan en las aulas instruyendo alemán,
árabe, español, francés, dari, ruso y chino-mandarín. Es decir, hubo
representantes de los idiomas más hablados en el mundo, excepto el inglés. El
análisis de esta información permite deducir lo siguiente:
- Los 42
profesores de idiomas confirmaron la importancia de la motivación como factor
extralingüístico (ver gráfico 19) y por ello le dieron el primer lugar a nivel
general. Aunque hay estilos y técnicas para trabajar pedagógicamente, todos
están de acuerdo que es una variable afectiva imprescindible en el salón de
clases. Los profesores de español, francés y alemán le otorgaron el mayor
puntaje al factor motivación.
- A juzgar
por los resultados, los profesores minimizan la idea que un estudiante extrovertido tenga mejores posibilidades
para aprender una lengua extranjera. De los 8 factores propuestos en la
encuesta, este factor extralingüístico ocupó la última posición.
- En la
segunda posición, a nivel general, la variable actitud ocupó el segundo lugar detrás de la motivación. En la tercera
posición fue el elemento aptitud. Si bien es cierto que a nivel global la
aptitud resultó tercera, los profesores de ruso, árabe y alemán la consideran
como la segunda en importancia, detrás de la motivación.
- De los 42
profesores participantes, 26 de ellos le dieron la primera ubicación. 12 de
idiomas asiáticos, 8 de lenguas europeas y 6 profesores de idioma español
originarios de América.
Intelig.
|
Motivac.
|
Actitud
|
Experien.
|
Empatía
|
Autoest.
|
Extrov.
|
Aptitud
|
|
Alemán
|
13.9
|
16.3
|
13.0
|
12,5
|
13.0
|
8.7
|
9.8
|
13.6
|
Árabe
|
13.8
|
15.9
|
12.0
|
11.2
|
12.0
|
11.2
|
9.8
|
14.1
|
Español
|
13.4
|
16.1
|
13.7
|
12.9
|
11.3
|
10.7
|
9.2
|
12.7
|
Francés
|
11.4
|
16.3
|
15.2
|
10.3
|
10.3
|
14.1
|
10.3
|
12.0
|
Dari
|
15.1
|
15.1
|
13.2
|
11.5
|
9.6
|
13.2
|
9.9
|
12.6
|
Ruso
|
13.0
|
14.9
|
11.2
|
14.9
|
11.2
|
10.5
|
10.5
|
13.8
|
Chino
|
11.2
|
15.9
|
15.0
|
12.9
|
10.9
|
10.7
|
10.1
|
13.2
|
TOTAL
|
91.8 %
|
110.5 %
|
93.3 %
|
86.2 %
|
78.3 %
|
79.1 %
|
69.6 %
|
92.0 %
|
Gráfico 19. Información estadística de acuerdo al idioma que enseñan los
docentes encuestados
d) En esta encuesta también hemos
analizado las preferencias de los docentes de acuerdo a su nivel educacional.
Participaron 25 bachilleres, 9 profesores con título de master, dos doctores y
otros seis docentes que decidieron no informar su nivel académico. El factor
motivacional ocupó el primer lugar. En la segunda posición quedó la variable
actitud. Un elemento afectivo que aparece como destacado es la experiencia con
los idiomas, que a criterio de los profesores, ayuda durante el proceso.
[15] En su libro (capítulo
10) “Una primera mirada a la teoría de la comunicación” Em Griffin hace un
análisis de la obra de Abraham Maslow (2014: 124-133). Maslow fue un psicólogo
norteamericano considerado como uno de los fundadores y principales representantes
de la Psicología humanista. La obra de Maslow aparece con mayor amplitud en el
libro publicado por F. Goble (1970) denominado “La tercera fuerza: la
Psicología de Abraham Maslow”.
[16] Perú Spanish es un libro de texto
que hemos desarrollado para el trabajo en las aulas. Está diseñado bajo el
“Enfoque Comunicativo interactivo”.
Castro Gavelán, Luis A. (2019): “Factores
que influyen en la adquisición de una L2 en adultos”. Blog DIDACTICA ELE
pp. 1-81
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